viernes, 27 de junio de 2008

Esquivos objetivos


El viento era suave, pero firme y constante. Rozaba mi cara, envolvía mi pelo y trataba, empedernidamente, de colarse por todos los resquicios posibles para tocar mi cuerpo y enfriar mi piel.
Las manos transpiraban, sobre todo la que llevaba el guante. En una disputa desigual, mi mente ordenaba tranquilidad y sosiego, temple y compostura, y mi cuerpo le respondía con temblores, transpiraciones desubicadas y manos inseguras.
En medio de esa batalla interna, mis dedos bordearon la varilla y luego mis manos completaron la toma. La tenía firmemente entre mis manos, con el dedo pulgar incrustado en la línea de la vida de la mano opuesta y dispuesto a iniciar el movimiento.
Levante mi cabeza por última vez y observe el objetivo. Sabía que era esquivo, muy esquivo, varias veces se me había escabullido en el último momento, en el último movimiento. Si bien en esas oportunidades igualmente lo había alcanzado, había sido demasiado tarde y después de muchos –excesivos, diría yo- intentos.
Sin embargo ese día ventoso, frío, gris, mi mente y espíritu (que en los últimos momentos se asociaron para librar la batalla final contra mi cuerpo nervioso y tenso), me aseguraban que el éxito era posible.
Realmente ¿sería posible?. En el mundo virtual todo es posible. En el mundo real, no todo es posible. Y, en este verde mundo sobre el cual tenía plantado mis zapatos, no lo sabia. Y quizás no lo sepa nunca. O quizás lo averigüe dentro de unos segundos solamente.
Muchas veces me pregunté si la física quántica tendría algo que ver en este fantástico ámbito.
¿Era posible que el horizonte de acontecimientos previstos por uno, no se alcanzara nunca? ¿Seria posible que el tiempo y el espacio –como aseguró Einstein- se curvaran en este preciso momento para que todo lo que haga se convierta en relativo?
¿Es probable que la teletransportación de las partículas que conforman el evento a suceder inviertan su polaridad y los efectos sean anteriores a las causas, modificando dramáticamente todo lo previsto?
¿Era posible que el tiempo se detuviera, volviera a acelerar, se estirara y luego se comprimiera hasta un punto tal que inmovilice mis movimientos?
Todo era posible en este mundo asombroso sobre el cual me elevaba.
El cielo, el viento, el césped, todo era real. Mientras mi cuerpo “sentía” que estaba sobre un mundo físico, real, concreto, mi mente insistía en que todo lo probable podría suceder, lo creíble y lo increíble, lo posible y lo imposible, lo lógico y lo ilógico.
Por fin llego el momento. Como si un pitido celestial, que comenzó su viaje desde el mismismo momento en que se produjo el “big bang”, sonara en mis oídos y mi confusa mente lo interpretara como una orden, inicié los movimientos.
Sin saber como, mis manos comenzaron un recorrido ascendente. Estaba seguro que algo o alguien las guiaba. Temerosos, mis brazos las siguieron obedientemente. Mi cabeza continuaba tiesa con la mirada fija en la esfera. Me pareció ver que ésta dibujaba una sonrisa, pero sabía que era imposible, pues era materia inerte y todos sabemos que la materia sin vida, no sonríe. Sin embargo, estaba seguro que lo hizo. Nuevamente le eché la culpa la física quántica que vino a cambiar el mundo conocido!.
Las órdenes siguieron, mis piernas se doblaron un poco mas, mi espalda comenzó a arquearse y a realizar compulsivos movimientos. Todo se aceleró de repente y en muchísimo menos tiempo del que yo pensaba (la instantaneidad de la física quántica, supuse), se produjo todo: causa, movimiento, trayectoria, efecto. La blanca esfera –que ya no sonreía, de eso estaba seguro) desapareció de mis ojos. Pensé que un universo paralelo la había devorado.
Nunca supe si habían estado observándome o simplemente aparecieron de pronto. Gritos, aplausos, vítores, murmullos de aprobación (supongo que algunos de envidia….sana claro…) llegaron a mis oídos. Levante la vista y ahí estaban. Rostros conocidos y no tanto, comenzaron a correr hacia mi. Era el final, supuse. Estoy en el otro mundo. Todo fue un fracaso. Me devoro un agujero negro!.
Sin embargo, afinando la vista pude ver que todos estaban vivitos y coleando. Corrían hacia mí sobre el verde césped del hoyo siete del Llao. ¡el hoyo en uno era una realidad!. ¡Lo había logrado!

La pelotita (que antes sonreía) ahora descansaba seria y placidamente en el interior del esquivo orificio de los hoyos incrustados en los green.
La mire y antes de tomarla en mis manos, el que sonrió fui yo.
Sin embargo, sabia en mi interior, que dentro de solo un par de segundos, todo volvería a empezar, en el ciclo constante, eterno y maravilloso del GOLF!

Ricardo López Rende. Hoyo en uno

viernes, 20 de junio de 2008

Despertar


www.Tu.tv


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Despertar: Un proyecto unico para el despertar de una nueva humanidad.

viernes, 6 de junio de 2008

Entropia

La definición mas sencilla de la palabra Entropía, referida fundamentalmente a los fenómenos físicos es la “tendencia natural de la pérdida del orden”.
Pero en la Argentina, el país en donde todo es posible, bien podríamos aplicarla a la vida social y política, muy agitada por cierto, a lo largo de nuestra historia.
Y mejor aun, se la podría aplicar a la actualidad.
Pareciera, observando la realidad presente, que la “entropía” esta guiando los pasos del gobierno de la presidente Fernández de Kirchner.
Porque si esto que sucede no es una “tendencia natural a al pérdida del orden”, no se que otra definición le podría caber.
El 10 de diciembre pasado empezó con una sociedad alborozada y esperanzada con la segunda fase del kirchnerismo. Sin embargo una ausencia casi total en el día a día de los problemas del gobierno, y viendo como priorizaba las reuniones con artistas, cantantes, famosos y por supuesto con el Venezolano Sr. Chávez, único presidente, (tal vez junto con el presidente de Bolivia) que tienen “audiencia permanente y puertas abiertas de nuestra casa de gobierno”, el resto de los temas se le empezaban a escapar de las manos.
Esta locura desatada de argentinos golpeando a argentinos, solo porque unos defienden al gobierno de turno y otros a la producción agrícola-ganadera, se parece mas a la republiqueta en que transformo Chávez a la querida Venezuela, que a un país del primer mundo como nos quieren hacer creer los políticos, que pertenecemos o pretendemos pertenecer.
Como dice una publicidad, “pertenecer”, tiene su precio. Y el precio que tiene que pagar la Argentina para ser respetado al menos como un país que intenta ser serio, es hacer todo lo contrario a lo que vemos se esta haciendo –sobre todo desde el gobierno- con la realidad actual. Dialogo, serenidad, lógica, y muchísimo sentido común es lo que deben trasmitir los que gobiernan a los gobernados.
Matones y pendencieros no sirven para gobernar. Golpes y amenazas desde el gobierno no tienden a lograr la paz social.
Es que si esto sigue así, el orden, entrópicamente hablando, lo habremos perdido para siempre. Y ya sabemos como terminan los países que pierden la cordura y el orden. Todavía estamos a tiempo. Pero, lamentablemente, no depende solo de los ciudadanos. Estos, sobre todos los que están en conflicto, deben también realizar su aporte a la cordura de la sociedad y deberían bajar el nivel de enfrentamiento. Mientras tanto, los dioses que están en el olimpo, es decir nuestros políticos, deberían bajar al horizonte del resto de los mortales y poner freno a tanta locura. Tendrán que dejar la “rosca política” por un rato y dedicarse a solucionar este enfrentamiento entre argentinos que puede tener un final incierto e indeseable para toda la sociedad.
Ricardo Lopez Rende