jueves, 14 de febrero de 2008

TRAICION

En el idiomas español existen muchas palabras cuyo significado, es decir “la representación psíquica del objeto o palabra mencionada”, según la definición de Ferdinand de Saussure, eminente lingüista de origen suizo, producen una reacción dentro de nuestro ser que podríamos definir como “repulsiva” por atribuirle una sencilla pero concreta definición.
No hace falta realizar una lista de esas palabras “malditas”, que nos trastornan y que rápidamente queremos olvidar. Los dramas del mundo que a diario los medios periodísticos derraman en sus páginas, están llenas de esos terribles vocablos.
Sin embargo, hay una que personalmente me produce un escozor especial. Es la palabra “traición”. La mayoría de los lectores, seguramente, pensaran como representación de la palabra “traición” la infidelidad en la pareja. Sin embargo, en este caso pienso en una tan terrible –o peor si es posible-, como la de la traición dentro de la amistad.
Cuantas veces en la vida le hemos abierto a un amigo o amiga, las puertas no solo de nuestra casa, sino la de nuestras vidas, de nuestros corazones, y muchísimas veces, la de nuestra propia actividad económica, haciéndolo participar de nuestros negocios, a través de algún modo o forma, es decir como empleados, socios, etc.
Es un momento tristísimo cuando esa persona a la quien confiamos, a veces mas que en nuestros propios seres queridos y cercanos, como esposos, hijos o padres, nos traiciona de alguna forma. Hablan pestes por detrás nuestro con terceros, cuando en nuestra presencia se deshacen en cumplidos y falso cariño. Otras veces robándonos nuestro dinero cuando participan gracias a la amistad sincera brindada oportunamente, en nuestros negocios.
Mienten, mienten descaradamente. Mitómanos en definitiva. Son personas que padecen un trastorno psicológico consistente en mentir patológica y continuamente, falseando la realidad. Están cerca de nosotros, nos rodean, nos manifiestan una realidad distinta a la que verdaderamente piensan sobre nosotros, y pueden arruinar nuestras vidas.
Le extendemos nuestra mano, le abrimos nuestro corazón y nos pagan con la peor de las monedas: la mentira y la falsedad.
¿Cómo reconocerlos?. Difícil, muy difícil. Cuando ofrecemos amistad sincera, no pensamos que el otro u otra nos pueda traicionar, sin más motivos que su deseo de herir a las personas que los rodean íntimamente.
Se aprovechan entonces de esa situación, se ríen a nuestras espaldas de nuestra sincera amistad, obviamente solo con el objetivo de sacar un beneficio.
Muchas veces la envidia, uno de los peores –sino el peor- de los sentimientos, hacen que muchas personas se acerquen a nosotros, nos hacen creer que son “verdaderos amigos” y solo lo hacen para tratar de quedarse con una parte o con todas nuestras pertenencias, tanto materiales como afectivas.
Un escalofrío recorre mi cuerpo cuando pienso en amigos o amigas (o matrimonios amigos la mas de las veces) con los cuales compartimos cenas, salidas, fiestas navideñas, de cumpleaños, etc., y cada vez que nos damos vuelta, tienen en la mano preparado el puñal traicionero para atravesar nuestro corazón.
Que triste. Que pena. Tanto para unos como para otros. Para victimas y victimarios de la traición.
UD se preguntara si me traicionaron. La respuesta es obvia: SI, y ahora, que –como siempre- por obra de la casualidad me enteré, no se que hacer. Es decir, lo único que se me ocurrió, fue escribir desde el dolor y compartirlo con Uds.
Por Favor, tomen esto como una catarsis publica y un aviso para estar atentos. Sucede que "vemos rostros y caras, pero no corazones".