miércoles, 25 de abril de 2007

25º Aniversario del Hundimiento del Crucero General Belgrano

El 2 de Mayo de 1982, el submarino nuclear ingles "HMS Conqueror", disparó los torpedos que terminarían con la vida de 323 hombres que navegaban en el Crucero General Belgrano, fuera de la zona de exclusión unilateralmente demarcada por el gobierno de la señora Margaret Thatcher. Este solo ataque sumó más del 50% de las vidas perdidas por nuestro país durante la guerra de las Malvinas. Creí interesante recordar este hecho, que parece escapar a la memoria de la mayoría de los medios periodísticos nacionales, como si la guerra por las Malvinas solo se hubiese circunscrito a las batallas que, resaltemos, con gran valentía tuvieron a su cargo las fuerzas de tierra y de la aeronáutica. Las honramos y las reconocemos, pero no fueron los únicos combates acaecidos en nuestras Islas Malvinas. La Armada Argentina, al igual que las otras fuerzas, también cumplió un rol muy importante en esa oportunidad, pero solo se la recuerda por el hundimiento de nuestro Crucero. Por ejemplo, poco se dice de la excelente actuación de los aviones Súper-Etendard pertenecientes a la misma Arma. Incluso, en la memoria colectiva, se cree que dichos aviones pertenecían a la Fuerza Aérea, sin embargo, correspondían a la Armada. Un día después del hundimiento del “Belgrano”, el 3 de Mayo de 1982, se produjo un ataque al A.R.A. Alférez Sobral. En esa ocasión, helicópteros ingleses Sea Link atacaron con misiles a nuestra nave, provocando la muerte de su comandante, Capitán de Corbeta Gómez Roca y 7 hombres más. Los sobrevivientes llegaron a Puerto Deseado, no sin soportar gravísimas carencias. Al día siguiente, la respuesta argentina no se hizo esperar y los aviones de la Armada Argentina dispararon misiles Exocet sobre el buque inglés “Sheffield”, causándole un grave incendio que no pudo ser controlado. A pocos días la nave se hundió cuando era remolcada por naves inglesas. Estos datos, extraídos de sitios oficiales de la Armada Argentina, son solo una pequeña muestra de los hechos de guerra que estuvieron a cargo de nuestros marinos. Seguramente existirán circunstancias heroicas que no conocemos y nunca han sido difundidas. Creí interesante recordar a las victimas y sobrevivientes del Crucero General Belgrano, injustamente olvidados por la ciudadanía, como al resto de los veteranos de guerra de aquella justa. La Argentina cuenta entre una de sus peores estadísticas, el suicidio de aquellos veteranos de guerra que, increíblemente, superan al total de perdidas humanas tenidas en la batalla. Recordemos que, exceptuando el film “Hundan al Belgrano” del cineasta Federico Urioste, no se han exhibido ni realizado films sobre el terrible suceso, en donde se sucedieron una serie de actos heroicos que pocos sospechan y conocen. Los tripulantes del Crucero han sido declarados héroes nacionales por ley y me pareció importante tratar de recordar en esta humilde nota la historia de estos héroes, a veces –reitero- injustamente olvidados por la sociedad. El próximo 2 de Mayo se cumplirán 25 años de esta verdadera tragedia. Esperemos ver en los medios gráficos, televisivos y virtuales un recuerdo de aquellos que dieron su vida por defender la patria y reconquistar una parte de su territorio. Tengo noticias sobre que se ha realizado un documental sobre el evento. Esperemos que tenga la debida difusión y que el canal estatal, el próximo 2 de Mayo, lo ponga al aire a manera de ofrecer un justo recuerdo a nuestros marinos que yacen en las profundidades insondables de nuestro Atlántico Sur. También serviría para honrar a los sobrevivientes y familiares de los desaparecidos en aquella tristísima oportunidad.
RICARDO LOPEZ RENDE

sábado, 21 de abril de 2007

La tirania de las ideologias

La tiranía de la ideología.
Leyendo los artículos que dan cuenta de la adhesión de algunos justicialistas o peronistas, como sea que se definan, y sin abrir ningún juicio de valor sobre dichas adhesiones y las críticas de las que fueron blanco, me hicieron reflexionar sobre la validez actual de las ideologías, al menos a nivel municipal y de la tiranía que parece imperar dentro de los partidos políticos referente a los cambios de opinión de sus militantes.
Por supuesto que es lógico y comprensible que una persona tenga una ideología y luche por esos ideales desde el lugar que elija. Puede ser éste un partido político, un sindicato, una ONG, o cualquier organización social que le brinde la posibilidad de expresar libremente sus ideas. Es sano para la democracia, y es sano, en definitiva, para la sociedad. Pero realmente preocupa la intransigencia existente dentro de los militantes de los partidos políticos argentinos, baluarte de la defensa de las libertades individuales, de las libertades personales y sobre todo, de la libertad de pensamiento. Sabemos, que la más dura y cruel de las tiranías, puede limitar o coartar cualquier tipo de libertad, excepto, claro esta, la de nuestro pensamiento, último bastión de nuestro ser libre, inexpugnable ante cualquier intento de censura.
Sin embargo, cuando un militante del partido político que sea, decide cambiar de postura, cambiar de parecer, entender que supuestamente se equivocó de partido o bien, por los motivos que sean, su ideología comenzó a cambiar de signo, o –lo que es lo mismo- , su doctrina no se ve cabal y fielmente representada en su ámbito partidario, es criticado duramente y sin miramiento se suele pedir la expulsión de las filas partidarias y, de ser posible, se trata de que desaparezca directamente del espectro político. Pareciera ser, que entre los defensores de la libertad, no es posible aceptar la libertad del otro cuando cambia de parecer. No obstante, quisiera aclarar, que dentro de la misma libertad de pensamiento y palabra que estimo deben ejercer todas las personas, -entre las que obviamente me incluyo- los detractores de quienes deciden abrazar otra ideología, tiene todo su derecho a criticarlos. Pero, me parece un tanto exagerado. Realmente, Ud lector, abrace la ideología que abrace, ¿nunca cambio de parecer? ¿Nunca cambió de idea respecto a algo o a alguien?. ¿Desde que tuvo uso de razón, siempre pensó igual?. No lo creo. Pensemos simplemente que quienes abrazaron al Justicialismo en su nacimiento, a mediados de la década del 40, provenían del socialismo, comunismo, radicalismo y conservadores. No me cabe duda, que en aquel 17 de Octubre de 1945, muchísimos argentinos cambiaron de idea con respecto a que partido político pertenecer y a que líder seguir. Un sabio refrán popular reza que “El que a los 20 años no fue comunista, es porque no tenia nada en la cabeza, y el que a los 40 años sigue siéndolo, es porque sigue sin tener nada en la cabeza” Esta muletilla la repiten incluso los políticos, que a la hora de ver a un compañero o correligionario cambiar de bando, caen con sus feroces críticas con términos casi insultantes tales como “traidor”, “sin dinero”, etc, etc.
Porque creo que no es lo mismo “la gran Borocoto”, que cambió de partido una vez que sus electores lo eligieron por otro distinto, que decir, -como en este caso- y antes de las elecciones, “hoy pienso así, y creo que la mejor opción es la de Don Pepito y en las próximas elecciones apoyare su fórmula”.
La gente, estimo, tienen –tenemos- derecho a cambiar de opinión. No es un crimen ni mucho menos. No es más que el ejercicio de nuestra libertad de pensamiento, que no tiene ni debe ser siempre el mismo. Podemos, sí, estar equivocados o darnos cuenta, posteriormente, que nos equivocamos. Pero seremos nosotros quienes cargaremos con esa culpa y –se sabe- que en “la culpa esta la penitencia”
Por otra parte, y para finalizar, realmente no creo que la ciudadanía en general, sobre todo el segmento de la sociedad silenciosa, sin vos, sin prensa, sin micrófono a mano para expresar sus pareceres, -excepto a la hora de emitir el voto- piense que la ideología sea muy importante para alumbrar, barrer y limpiar una ciudad. No creo que los comunistas asfalten las calles mejor que los radicales. No creo que los peronistas barran mejor las veredas que los socialistas. No creo que los humanistas hagan mejores bacheos que los vecinalistas. En fin, no me parece que la ciudadanía este muy preocupada por las ideologías a nivel municipal, tengo la sensación que a este nivel electoral, nos preocupan mas las personas que administran o administrarán nuestros impuestos, que del partido en que militan o provienen. Los ciudadanos comunes –los ahora famosos “independientes”- tenemos expectativas mucho mas humildes que las los dirigentes políticos. Solo queremos vivir en una ciudad limpia, segura, iluminada, con buena promoción turística, con buenas escuelas, con dignos hospitales y con transito ordenado. Para eso, solo se necesitamos confiar en la capacidad intelectual y la integridad moral de quien ocupa el sillón del Centro Cívico sin importar demasiado si es peronista, radical, de izquierda o de derecha. Nuestro actual intendente es un ejemplo cabal de lo dicho: es vecinalista y ha adherido a radicales y peronistas de acuerdo a su criterio y siguió ganando elecciones.
Ricardo Lopez Rende